viernes, 28 de agosto de 2015

Las terapias con animales comenzaron en 1872 en Inglaterra. En 1875 un neurólogo francés llamado Chassaignac descubrió que un caballo en acción mejoraba el equilibrio, el movimiento articular y el control de sus pacientes. Más de medio siglo después, en 1944, la Cruz Roja Americana organizó en el centro para convalecientes de la Fuerza Área de NY, el primer programa terapéutico de rehabilitación de los aviadores. Y en 1953 el doctor Boris M. Levinson, instituyó por primera vez la Terapia Asistida con Animales, hoy conocida como TAA. Lo que se hace con los niños con autismo (y con otras discapacidades también) obtiene unos resultados espectaculares. Al margen de las explicaciones científicas que las hay y en abundancia, siempre me he preguntado qué tendrán los caballos para transmitir toda esa nobleza y, sobre todo, qué gran capacidad intuitiva tienen para poder conectar tan bien con ese mundo que nos es tan ajeno como el del autismo. Esas mentes prodigiosas que temen tanto el contacto físico…pero no el de los caballos.

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