¿CÓMO AYUDAR A UNA PERSONA
MAYOR PARA QUE NO SE SIENTA SOLA EN NAVIDAD?
La soledad nunca es buena compañera, aún más en estas fechas y
sobre todo para las personas mayores que solos y,
muchas veces acompañados, pierden la ilusión con los años, la chispa que solo
prende con el espíritu de la Navidad. Después de los adolescentes, las personas
mayores de 75 años son las que tienen una tasa de suicidio más elevada. Y la
soledad la llevan peor los hombres.
Para ayudarles a mitigar
esa soledad, incluso para que recuerden la magia de la Navidad, «es necesario
que se produzca una solicitud externa, demostrarles un mínimo interés por
ellos: una llamada de teléfono, una llamada a la puerta de su casa, prestarle
algún servicio o acercarles un niño aunque no sea su familiar. Cualquier
detalle en el que vean que una persona se interesa por ellos les ayuda e
ilusiona» en especial recuerda a esos abuelos que no ven a sus nietos por
desavenencias familiares.
RECUPERAR LAS TRADICIONES
Con tantos años, pérdidas y
avatares de la vida, la Navidad es una época muy dura para los mayores porque
les falta gente muy importante en sus vidas. A ellos les gusta recuperar sus
tradiciones, desde un villancico o dar el aguinaldo; tener cerca a los
familiares y amigos, sentirse arropados; quieren recordar, hablar de su
profesión; compartir... A los mayores les gusta compartir sus experiencias, son
personas con mucha vida y les gusta contarla. Se aprende mucho de ellos.
No solo ellos afrontan
estas fechas con tristeza. Hay miles de motivos por los que también un adulto
puede zafarse del espíritu navideño. Las personas que han sufrido un divorcio o
una separación, que se encuentran solas, que viven en un país extranjero, que
han perdido a un ser querido, que sufren de forma acusada los estragos de la
crisis, o que viven conflictos familiares... son las más sensibles a perder la
magia de la Navidad. A veces, incluso, llegan a odiarla.
MILES DE NAVIDADES
Aunque nada sea perfecto,
ni la familia esté unida, ni la vida en estos momentos depare un futuro
alentador, ni la situación económica, y ni siquiera el estado de ánimo invite a
celebraciones... hay pequeños detalles que pueden ayudar a disfrutar de estas
fiestas. Son esos momentos que mientras se están viviendo uno siente que son
importantes: desde adornar el árbol de Navidad, escribir la carta a los Reyes
Magos con los niños, visitar los mercadillos de las ciudades o los belenes
vivientes, llamar a ese amigo o familiar que hace tiempo no se habla con él,
preparar una sorpresa para ser querido... Los pequeños detalles son los que
hacen que nos ilusionemos.
Existen formas de reducir
los sentimientos negativos, la soledad, cuando llegan estas fechas. Cada persona
debe entender que no existe una única Navidad, sino que hay muchas formas de
vivirla, tantas como personas.
Lo más importante es
disfrutar de estos días y compartir esa ilusión con los seres queridos.
Comparte tu tiempo, tu alegría, tus actividades, tus emociones. Ayuda a los
demás y también déjate ayudar. Sonríe a los demás y verás cómo esa sonrisa se
te devuelve. Tómate tiempo para disfrutar, vamos con tantas prisas en nuestra
sociedad que no nos permitimos poder sorprendernos e ilusionarnos con lo que
tenemos a nuestro alrededor, ilusiónate por las pequeñas y grandes cosas.
Solo el hecho de recordar a
una persona que es querida, aunque estemos lejos, pone en marcha la ilusión. Y
eso a veces cuesta muy poco, una simple llamada de teléfono o una visita, por
ejemplo.